Los centros de datos energéticamente positivos representan una clave de innovación para afrontar el desafío del cambio climático en el sector tecnológico. Estos centros no solo buscan operar con eficiencia energética, sino también contribuir a mejorar la de su entorno más próximo, generando un impacto positivo en su comunidad energética local, a través de una estrategia integral que favorezca la modernización y la optimización de infraestructuras como hospitales, escuelas o edificios públicos cercanos. Para ello, crean “espacio” en la red eléctrica local mediante mejoras que reducen el consumo energético y añaden capacidad renovable, permitiendo absorber la demanda creciente que genera la inteligencia artificial (IA), sin comprometer la estabilidad ni aumentar las emisiones.

Un aspecto fundamental en estos centros es el uso de sistemas de refrigeración diseñados expresamente para optimizar el consumo energético de los equipos. Estos sistemas, como la enfriadora centrífuga YVAM, pueden reducir la energía destinada a la refrigeración hasta en un 78% en comparación con sistemas convencionales, un dato esencial dado que la refrigeración en un centro de datos representa aproximadamente el 40% del consumo energético total. Complementariamente, el software inteligente de gestión energética ajusta dinámicamente la refrigeración a las necesidades reales minuto a minuto, logrando reducciones adicionales entre el 5% y el 15% en el consumo anual.
La visión de centros de datos hipereficientes y energéticamente positivos se apoya en la estrecha colaboración de fabricantes de chips, operadores de centros y expertos en climatización para crear ecosistemas tecnológicos resilientes y sostenibles. Innovaciones en el diseño de chips capaces de operar a temperaturas más elevadas reducen la demanda energética de refrigeración, mientras que tecnologías de generación distribuida y almacenamiento local permiten compensar en sitio la demanda eléctrica.
Además, el concepto se extiende incorporando generación local con energías renovables, lo que puede incluir parques solares, eólicos o incluso la integración de tecnologías nucleares modulares para asegurar un suministro estable y bajo en carbono. La reutilización del calor residual para calefacción urbana o procesos industriales es otra estrategia clave, que ayuda a cerrar ciclos energéticos y maximizar el valor ambiental.
En definitiva, los centros de datos de energía positiva son un modelo revolucionario para alinear el crecimiento acelerado del sector digital con los objetivos climáticos globales. Proporcionan no solo capacidad tecnológica para soportar avances como la IA, sino que se integran como activos energéticos que mejoran la resiliencia y sostenibilidad de las comunidades, impulsando una transición energética justa y ambiciosa en la era digital.
¿Hay ya power positive data center en funcionamiento?
Actualmente, existen ya en la práctica centros de datos que generan más energía limpia de la que consumen, aunque todavía son pocos y en fase piloto o inicial.
Es el caso del EcoDataCenter en Falun, Suecia, que es considerado el primer centro de datos climáticos positivos del mundo. Este centro alcanza una eficiencia energética del 99% mediante soluciones avanzadas de gestión energética y reciclaje del calor residual, contribuyendo a un impacto neto positivo en el equilibrio ambiental.
Además, varios proyectos en desarrollo, como «The Spark», están demostrando que se puede reducir hasta un 40% el consumo energético mediante diseño holístico y reutilización del calor para calefacción urbana. Las grandes empresas tecnológicas, incluidas Google y Microsoft, están impulsando iniciativas para co-localizar centros de datos con proyectos de energía renovable, como parques solares y eólicos, buscando que el suministro energético sea 100% renovable y en algunos casos con generación local próxima o integrada.
Si bien la mayoría de centros de datos aún depende en una gran parte de fuentes fósiles para cubrir su demanda energética, la tendencia hacia centros de datos energéticamente positivos avanza con fuerza, impulsada por colaboraciones entre fabricantes, operadores, expertos en climatización y energías renovables, marcando el camino de un sector tecnológico más sostenible y alineado con la lucha contra el cambio climático.


